(10-10-85)
Ya declina la tarde
el sol en la alameda
se va deshilachando
en hilos de oro y seda.
Y allá lejos el monte
en sauzales se quiebra.
.
¡Ay! Mi Mendoza amada
con tus calles de tierra,
y el agua cristalina
que te canta en la acequia,
igual que las chicharras
con su violín a cuestas.
.
¡Ay! ¡Mi Mendoza amada!
Cubre tu piel y reza
porque ya se ha hecho noche
tu sol que era de siesta
y ya viene la luna
en sábanas envuelta.
.
¿Vivirás un romance
esta noche de fiesta?
Pues el cielo no tiene
tan sólo las estrellas
ha de venir a verte
muy de gala, un cometa…
.
Te bordaré un vestido
con hilos de oro y seda
y derramarás soles
y luz en las tinieblas
y pondré una corona
de canto en tu cabeza
con miles de chicharras
y su violín a cuestas
¡con mi copa y tu vino
brindaré por tu fiesta!